miércoles, 27 de marzo de 2013

“La Adoración con baldaquino XVII”



El virreinato de Nueva España fue una entidad territorial integrante del Imperio español, establecida por la Corona durante la etapa de su dominio en el Nuevo Mundo, entre los siglos XVI y XIX. Fue creada tras la conquista de los pueblos indígenas establecidos en la zona meridional de América del Norte.
El virreinato de Nueva España llegó a abarcar los territorios de España en Norteamérica, Centroamérica, Asia y Oceanía.
Carlos III de España introdujo reformas en la organización del virreinato en 1786, conocidas como reformas borbónicas en la Nueva España, en las que creaba las intendencias, que permitieron limitar, en cierta forma, las atribuciones del virrey.
La pintura tuvo gran desarrollo en Europa durante la época de la conquista, y para varios de los conquistadores españoles era prioritario representar sus triunfos mediante las bellas artes. Hacia 1538, llegó el primer pintor español a Nueva España, llamado Rodrigo de Cifuentes y probablemente ficticio.

El trabajo de Cifuentes consistió en decorar varios conventos de Tlaxcala y plasmar con su arte la conversión de los principales señores tlaxcaltecas al cristianismo, en una pintura hoy perdida e intitulada "El bautizo de los caciques de Tlaxcala", en lo que fue considerado el convento más antiguo de América.





Otros pintores notables de esa época fueron Francisco de Morales, Francisco de Zumaya, Andrés de la Concha y Juan de Arrúe. Pero el más notable del siglo XVI novohispano fue, sin duda, el flamenco Simón Pereyns se asentó en Nueva España desde 1566, y junto a los pintores antes mencionados formó un grupo cultural que predominó en la pintura novohispana hasta 1620.

 La pintura religiosa fue la más recurrida en el siglo XVII, y gran parte de ella se encuentra en el Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán. Los más notables pintores fueron José Ibarra, los vascos Echave y Cristóbal de Villalpando. Hacia la mitad de tal siglo, surgió Miguel Cabrera, conocido retratista que plasmó en sus cuadros varias escenas de la vida cotidiana en Nueva España, retrató además a Sigüenza y a Sor Juana. Nicolás Rodríguez Juárez, otro pintor de la época, solía retratar a virreyes, arzobispos, obispos, corregidores y potentados. Con el auge de los movimientos de independencia, la pintura adquirió un toque nacionalista que perduró hasta entrado el siglo XX







“La Adoración con baldaquino  XVII”
Colección Cantu Y de Teresa

Esta obra sacra Presenta una serie de personajes dispuestos en torno a la adoración del cáliz , como presencia divina , da ahí a que los querubines y ángeles músicos entonan una obra en busca de la adoración
De el lado izquierdo los ángeles  sostienen un baldaquino movible que va de acuerdo con las tradiciones de la época , como eje derecho reyes y donantes se suman a la devoción de la divinidad que junto con el sacerdote la mula que ha estado presente en diferentes pasajes de la vida de dios se presentan como eje central



El término baldaquino deriva del italiano baldacchino, que a su vez viene de la palabra homónima con la que se designaba al tejido con el que se formaba, y que debe su nombre a que procedía de Bagdad (en italiano antiguo Baldac o Baldacco).

El baldaquino es una especie de templete formado por cuatro columnas que sostienen una cúpula o dosel plano y destinado a cobijar el altar cuando tiene posición aislada. De sus columnas y arquitrabes pendían en la Edad Media cortinas preciosas que siempre ocultaban por completo el altar y los celebrantes de la vista del pueblo, práctica seguida en las iglesias de Oriente por medio del iconóstasis cuyas puertas se cierran en el acto más solemne de la celebración.

Empezó a usarse el baldaquino en el siglo IV y continuó usándose en las basílicas que imitan el estilo de las de Roma y en las bizantinas como en la de San Marcos de Venecia. Cuando el altar se hallaba adosado, se sustituía el baldaquino por una especie de dosel de telas o de madera pintada que desapareció cuando los retablos se hicieron de grandes dimensiones. Del dosel o baldaquino pendían objetos votivos, la cruz y la cajita con el Reservado. El baldaquino más notable que en España se conoce se halla en la catedral de Gerona cobijando el altar mayor con su retablo de plata obra ambos del siglo XIV con figuras cinceladas y esmaltadas. Otro baldaquino más antiguo conserva el Museo de Barcelona (del siglo XII al XIII) pero es de madera pintada y con figuras también de Jesucristo y de los santos en un cielo abovedado.