El virreinato de Nueva
España fue una entidad
territorial integrante del Imperio español,
establecida por la Corona
durante la etapa de su dominio en el
Nuevo Mundo, entre los siglos XVI y XIX. Fue creada tras la conquista
de los pueblos indígenas establecidos en la zona meridional de América del
Norte.
El virreinato de Nueva
España llegó a abarcar los territorios
de España
en Norteamérica,
Centroamérica,
Asia y Oceanía.
Carlos III de España introdujo reformas en la organización del
virreinato en 1786,
conocidas como reformas
borbónicas en la Nueva España, en las que creaba las intendencias, que
permitieron limitar, en cierta forma, las atribuciones del virrey.
La pintura tuvo gran
desarrollo en Europa durante la época de la conquista, y para varios de los
conquistadores españoles era prioritario representar sus triunfos mediante las bellas artes. Hacia 1538, llegó el primer pintor español a
Nueva España, llamado Rodrigo de Cifuentes y probablemente ficticio.
El trabajo de Cifuentes
consistió en decorar varios conventos de Tlaxcala y plasmar con su
arte la conversión de los principales señores tlaxcaltecas al cristianismo, en
una pintura hoy perdida e intitulada "El bautizo de los caciques de
Tlaxcala", en lo que fue considerado el convento más
antiguo de América.
Otros pintores notables de
esa época fueron Francisco de Morales, Francisco de Zumaya, Andrés de la Concha
y Juan de Arrúe. Pero el más notable del siglo XVI novohispano fue, sin duda,
el flamenco Simón Pereyns
se asentó en Nueva España desde 1566,
y junto a los pintores antes mencionados formó un grupo cultural que predominó
en la pintura novohispana hasta 1620.
“La Adoración con baldaquino
XVII”
Colección Cantu Y de
Teresa
Esta obra sacra Presenta
una serie de personajes dispuestos en torno a la adoración del cáliz , como
presencia divina , da ahí a que los querubines y ángeles músicos entonan una
obra en busca de la adoración
De el
lado izquierdo los ángeles sostienen un
baldaquino movible que va de acuerdo con las tradiciones de la época , como eje
derecho reyes y donantes se suman a la devoción de la divinidad que junto con
el sacerdote la mula que ha estado presente en diferentes pasajes de la vida de
dios se presentan como eje central
El término baldaquino
deriva del italiano
baldacchino, que a su vez viene de la palabra homónima con la que se
designaba al tejido con el que se formaba, y que debe su nombre a que procedía
de Bagdad (en italiano
antiguo Baldac o Baldacco).
El baldaquino es
una especie de templete
formado por cuatro columnas
que sostienen una cúpula
o dosel plano y destinado a
cobijar el altar
cuando tiene posición aislada. De sus columnas y arquitrabes pendían en la Edad Media cortinas
preciosas que siempre ocultaban por completo el altar y los celebrantes de la
vista del pueblo, práctica seguida en las iglesias de Oriente por medio del iconóstasis
cuyas puertas se cierran en el acto más solemne de la celebración.
Empezó a usarse el
baldaquino en el siglo IV
y continuó usándose en las basílicas que imitan el estilo de las de Roma y en
las bizantinas como en la de San Marcos
de Venecia. Cuando el altar
se hallaba adosado, se sustituía el baldaquino por una especie de dosel de
telas o de madera pintada que desapareció cuando los retablos se hicieron de
grandes dimensiones. Del dosel o baldaquino pendían objetos votivos, la cruz y
la cajita con el Reservado. El baldaquino más notable que en España se conoce
se halla en la catedral de
Gerona cobijando el altar mayor con su retablo de plata obra ambos
del siglo XIV con figuras
cinceladas y esmaltadas. Otro baldaquino más antiguo conserva el Museo de
Barcelona (del siglo XII al XIII) pero es de madera pintada y con figuras
también de Jesucristo y de los santos en un cielo abovedado.