domingo, 13 de febrero de 2011

Coleccionismo

El crecimiento del coleccionismo de arte es un fenómeno en los últimos años. Una nueva afición entre los ricos y no exclusiva de ellos. La feria madrileña ha invitado a 150 coleccionistas. Pero ¿cómo se empieza?



Cuanto más te gusta el arte, más arte te gusta. Así que me resulta fácil comprar mucho arte. Ver el arte como inversión le quitaría toda la diversión". Es una cita del libro de preguntas y respuestas confesionales titulado Me llamo Charles Saatchi y soy un artehólico (Phaidon). Vale, es Saatchi. Un multimillonario excéntrico que desde que decidió hacerse coleccionista se convirtió también en árbitro del gusto y dictador (el que dicta) del arte británico en las últimas dos décadas. Aunque no lo haga como inversión, lo que él compra sube automáticamente su cotización. También vende esas obras revalorizadas para comprar otras. Pero ¿hasta qué punto arte y mercado van de la mano?


I. CÓMO SE EMPIEZA

Marcos y Elena construyeron una casa en Segovia en 1979 y le pidieron al primo de ella, el artista Gerardo Rueda, que los ayudara a decorarla. "Nos trajo cuadros y obras del grupo El Paso (al que él pertenecía). Compramos algunas y rechazamos otras instintivamente", recuerda Elena. "Al principio no nos gustaban. Nos preguntábamos, ¿si este señor sabe pintar, por qué hace estas cosas tan desagradables? Aprender a apreciar el arte contemporáneo es un proceso largo", prosigue. Tenían una buena situación económica, pero no han sido nunca muy dados a los lujos. "Ni siquiera hemos tenido un buen coche", dice ella, sin darle importancia.

"El coleccionista tiene un papel fundamental en el sistema del arte, sobre todo cuando compra discriminadamente, es decir, cuando elige las obras con criterio y con conciencia del significado que tienen en su época", afirma Rosa Martínez, comisaria de exposiciones internacionales y exdirectora de la Bienal de Venecia. Ella dirige en Arco un programa de foros y debates en torno al coleccionismo que contará con relevantes figuras de esta práctica como Patrizia Sandretto Re Rebaudengo, Francesca Thyssen-Bornemisza, Jochen Voz y directores de diversas colecciones. "


ARTE Y PARTE

Helga de Alvear lleva muchos años acudiendo con su galería a las más importantes ferias internacionales. Es además una importante coleccionista de arte que ha abierto hace unos meses en Cáceres una fundación y centro de artes visuales donde exhibe las principales piezas de su vasta colección, que tiene alrededor de 2.500 piezas de los más relevantes artistas contemporáneos. "Arco no es solo un espectáculo. Como todas las ferias es un lugar para aprender. Yo he aprendido mucho de arte en las ferias", afirma. Pero no deja de ser dura cuando hay que serlo y la "refundación" de Arco frente a otras ferias internacionales le merece juicios y actitudes firmes.

EL MERCADO

La crisis económica internacional tocó el mundo del arte en 2008-2009, pero el año pasado se vieron claros signos de recuperación. "El mercado del arte de hoy es más dinámico que nunca y está mostrando un grado de madurez poco común, que muchos mercados regulares envidiarían", dictamina el análisis anual de Artprice para 2010.

Según ellos, después de una contracción del 42,8% entre los años 2008-2009, el precio del mercado del arte contemporáneo internacional aumentó un 5,4% durante la primera mitad de 2010, aunque sin llegar a alcanzar los niveles del periodo 2005-2007. Hay sectores que van ligeramente a la baja, como el arte emergente (que a mediados de la década pasada estaba en alza) y las piezas valoradas en decenas de millones. Fuera de eso, tanto en las subastas internacionales -sobre todo en ellas, con ventas espectaculares en los últimos meses de 2010- como en las ferias de arte más importantes (Art Basel y Miami Art Basel, Frieze y la recuperada FIAC), la venta de arte contemporáneo no se ha detenido e incluso empieza a repuntar. En España, la venta en subastas (el llamado mercado secundario) no tiene relevancia en la economía del arte. De hecho, la multiplicación de ferias en el mundo (hay cerca de 250) es uno de los fenómenos de los últimos años. "Las obras ofrecidas en las principales ferias contemporáneas igualan en calidad y cantidad a las que ofrecen las casas de subastas durante toda una temporada de ventas", según el libro El tiburón de 12 millones de dólares, subtitulado 'La curiosa economía del arte contemporáneo y las casas de subastas' (Ariel), de Don Thompson.

ARTE COMO INVERSIÓN

"No compramos por inversión ni lo hace ninguno de los coleccionistas que conocemos", señala Marcos. "Es más, lo peor que nos puede ocurrir es que uno de nuestros artistas preferidos tenga mucho éxito comercial, que triplique sus precios, porque entonces ya no podremos seguir comprando sus obras. Hoy no podríamos adquirir algunas de las piezas que compramos en los años noventa".

Ellos viajan con frecuencia a ferias internacionales, pero no todos los años. "En las ferias descubres artistas internacionales que aquí no llegan, sobre todo de Estados Unidos", dicen. Pese a los datos de los artistas más valorados, el gusto de los coleccionistas dista mucho de ser uniforme. "Es curioso pero cuando hablamos con otros coleccionistas rara vez coincidimos en los gustos. En general discrepamos bastante".


DESDE LA EXPERIENCIA

"Hemos comprado siempre con convicción, aun en la época en que no sabíamos mucho. Nos dejamos aconsejar, pero la última decisión es siempre nuestra", dicen Marcos y Elena. "No teníamos un plan de adquisiciones, pero a principios de los noventa nos dimos cuenta de que, con 200 obras, ya teníamos una colección y decidimos darle coherencia", relata Marcos. Decidieron coleccionar solo pintura y fotografías. "Al final, cuando miras nuestra colección lo que predomina son las obras que tienen que ver con los sentidos, con el cuerpo".

Y concluyen: "Nos sentimos pagados con esta afición, con esta pasión. Tengo 81 años, mi mujer diez menos, pero creo que con esto tengo mucho más futuro que pasado".

ENTREVISTA: Marcos Martín Blanco y Elena Rueda
Cómo ser adicto al arte
El Pais Cultura feb 2011

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