martes, 19 de julio de 2011

Miguel Angel en NY

El pintor italiano Marcello Venusti seguía la corriente manierista (a manera de) en los años del Renacimiento; era parte de la escuela de Miguel Ángel, uno de los pintores más significativos de ese periodo. Tanto así que a mediados del año 1500 el cardenal Alessandro Farnese pidió una reproducción a escala de El juicio final, ubicada en la Capilla Sixtina de San Pedro, en Roma. El resultado fue tan bueno que recibió la aprobación del propio Miguel Ángel y a partir de ese momento, Venusti imitó el trabajo del creador de La piedad.

La similitud en sus trabajos llevó a los coleccionistas de nuestro periodo histórico a adjudicar La Crucifixión con la Virgen, San Juan y dos ángeles llorando a Venusti; sin embargo, Antonio Forcellino, especialista en la obra del italiano, destaca que ésta es, sin duda, un Miguel Ángel más.

El investigador atribuye este cuadro, que le pertenece a la Universidad de Oxford desde la década de los 30, al pintor italiano después de realizar un estudio de infrarrojos en el que encontró pigmentación similar a la utilizada por Miguel Ángel.

Forcellino, también autor del libro The Lost Michelangelos, en 2009, sobre las creaciones perdidas de Miguel Ángel, asegura que en La crucifixión con la Virgen, San Juan y dos ángeles llorando “reconoces de inmediato la diferencia entre sus creaciones y las de Venusti”.





Michelangelo Buonarroti (Caprese, 6 de marzo de 1475 – Roma, 18 de febrero de 1564)
, conocido en español como Miguel Ángel, fue un arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la historia tanto por sus esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica.
Desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médicis de Florencia, y los diferentes papas romanos.
Fue el primer artista occidental del que se publicaron dos biografías en vida:
Le Vite de' più eccellenti pittori, scultori, ed architettori, de Giorgio Vasari, publicada en 1550 en su primera edición, en la cual fue el único artista vivo incluido.

Vita de Michelangelo Buonarroti, escrita en 1553 por Ascanio Condivi, pintor y discípulo de Miguel Ángel, que recoge los datos facilitados por el mismo Buonarroti.
Fue muy admirado por sus contemporáneos, que le llamaban el Divino.
Benedetto Varchi, el 12 de febrero de 1560, le envió una carta en nombre de todos los florentinos diciéndole:
...toda esta ciudad desea sumisamente poderos ver y honraros tanto de cerca como de lejos... Vuestra Excelencia nos haría un gran favor si quisiera honrar con su presencia su patria.
Triunfó en todas las artes en las que trabajó, caracterizándose por su perfeccionismo.6 La escultura, según había declarado, era su predilecta y la primera a la que se dedicó; a continuación, la pintura, casi como una imposición por parte de Julio II, y que se concretó en una obra excepcional que magnifica la bóveda de la Capilla Sixtina; y ya en sus últimos años, realizó proyectos arquitectónicos.



Este procedimiento de examen esta basado en una radiación invisible que atraviesa la capa pictórica y se refleja en la base o
preparación de la obra de arte. La radiación reflejada es captada por una cámara tipo CCD con filtros apropiados, que
transforman la radiación infrarroja reflejada por el objeto en una imagen visible.
Las imágenes digitalizadas, REFLECTOGRAMAS, se procesan mediante un programa de integración para obtener la imagen
total de la obra: REFLECTOGRAFIA. De esta manera, se consigue una imagen que contiene información que se encuentra tanto en
el interior, como en la superficie de la obra.
El alcance del resultado obtenido está en función de la diferencia de absorción que ofrecen los distintos pigmentos a la radiación
infrarroja. La visualización del diseño es función de dos parámetros que no son previsibles y dependen, de la composición química
de los materiales usados por el artista: el Contraste que ofrece el dibujo y la Transparencia de la capa pictórica.
Esta técnica de inspección y el análisis de las imágenes obtenidas permite descubrir: trazos o dibujos inscripciones, restauraciones, o alteraciones que ha sufrido la pintura y arrepentimientos del artista.





Marcello Venusti
s probable que su formación haya comenzado en Mantua, pero las primeras noticias que tenemos de Venusti lo sitúan como miembro del taller de Perino del Vaga en los años 1540. Su primer encargo importante consistió en copiar a pequeña escala de El Juicio Final de Buonarroti para el cardenal Alessandro Farnese, obra que terminó en 1548. Conservada en el Museo di Capodimonte, la versión de Venusti es hoy un valioso documento, pues muestra el aspecto del gran fresco de Miguel Ángel antes de la alteración de Daniele da Volterra.
La réplica obtuvo la aprobación de Miguel Ángel, con quien Venusti mantuvo una larga relación de amistad, de la que obtuvo beneficios artísticos. En efecto, se especializó en la facturación de copias en pequeño tamaño de las obras de su colega y maestro, para la que muchas veces pudo obtener diseños originales, muchas veces inéditos hasta el momento.

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